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Os recomiendo escuchar esta entrevista de radio Rubí, en un día mágico, la diada de sant Jordi . Xesco Caballero y Lidia Martí tan geniales como siempre consiguieron emocionarme...
Espero que os guste...
Bienvenidos a mi blog
Ante todo deseo dar las gracias a todos aquellos que quieran compartir conmigo mis escritos.
Escribir es mi pasión, que junto con la lectura me han formado como mujer y persona.
Escribo desde lo más profundo de mi corazón, creo que es la mejor manera de llegar al lector.
Gracias a tod@s mis amig@s por su apoyo incondicional, por ellos he publicado mi primera novela, "Designios de una guerra" Si queréis conocerla, tiene su página en Facebook.
Reitero los agradecimientos a tod@s aquellas personas que creen en mi.
Mil besos y hasta pronto.
Escribir es mi pasión, que junto con la lectura me han formado como mujer y persona.
Escribo desde lo más profundo de mi corazón, creo que es la mejor manera de llegar al lector.
Gracias a tod@s mis amig@s por su apoyo incondicional, por ellos he publicado mi primera novela, "Designios de una guerra" Si queréis conocerla, tiene su página en Facebook.
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Mil besos y hasta pronto.
jueves, 20 de junio de 2013
viernes, 14 de junio de 2013
LA REINA DEL BOSQUE MÁGICO
LA REINA DEL BOSQUE MÁGICO
La pequeña Nuria se movía inquieta entre los árboles,
hacía mucho tiempo que no disfrutaba de un día al aire libre, que no respiraba
el aura puro de los bosques. Por ello y con permiso de los facultativos, su
abuela Rosa había decidido hacer de esa salida un día muy especial. Uno de sus
viejos amigos le había hablado del bosque mágico, aquel donde los duendes comparten
espacio con los humanos, donde los cocodrilos se confunden con elefantes, donde
los huevos son de colores y rellenos de chocolate, aquel, donde la inocencia
permanece suspendida en el tiempo… El bosque mágico, donde cualquier cosa puede
ocurrir, al menos eso siempre decía su amigo Juanjo, Rosa, era bastante
escéptica al respecto, demasiado pragmática quizá. Pero ante todo era abuela, y
ella sabía de la necesidad de su pequeña Nuria de vivir una fantasía, de
olvidar durante unas horas agujas, medicinas y médicos, de devolverle un poco
de infancia, esa que la cruel enfermedad le había arrebatado sin ninguna
piedad.
Observó feliz como Nuria correteaba entre los inmensos
árboles, a veces se escondía tras uno de ellos, y Rosa solo conseguía
vislumbrar su gorro rosa, aquel que cubría la desnudez de su cabeza. Aquella
imagen provocó en la mujer una sonrisa agridulce, su hijo y nuera, nada sabían
de la aventura, ¡para que preocuparlos!, además era consciente que se lo
hubieran impedido, poniendo miles de objeciones al hecho, que si se puede
resfriar, y si se cae, y si tiene una recaída bla bla bla…
Pensaba Rosa, que ellos no entendían que un niño debe ser
feliz, alimentar su imaginación para poder soñar, olvidar aunque solo fuera
durante unas horas el olor a enfermedad. Y que mejor sitio que ese, perdido en
la entrañas de la tierra, envuelto de húmedo musgo y cubierto de una gran
alfombra salpicada de flores de vivos colores.
Nuria se paró en seco, sus pequeños ojos miraban con
avidez el viejo tronco fragmentado de un árbol, en él descasaban tranquilamente
coloridos duendes, unos tumbados, otros sentados, pero cada uno de ellos la
miraban con una ingente sonrisa. Se acercó despacio, temerosa de que la magia
de la que su abuela le había hablado desapareciera al emitir un sonido. Observó
como uno de ellos se movía, y con un ligero salto posaba sus pies en la verde
hierba. El gnomo desperezó sus brazos y
entonces sus ojos se encontraron, el duende asustado hizo amago de huir, pero
algo en los ojos de la niña, le incitó a permanecer estático. Nuria le regaló
una sonrisa, y pausadamente se tumbó en el suelo, quedando los ojos de ambos a
la misma altura. . El gnomo no dijo nada, solo observó la profunda tristeza que
aquellos le trasmitían. Una mariquita se posó con descaro en el gorro de la
pequeña, a continuación el canto de varios petirrojos orquestados por el alma,
inundaron el bosque mágico de alegría. Nuria, percibió el cambio sin retirar la
mirada del duende que la observaba, este captó el mensaje, tantas veces
recibido y comenzó andar con pequeños pasos, asegurándose de que la pequeña le
seguía…
Rosa, comenzó a alarmarse al no ver el gorro de la
pequeña, con paso rápido dirigió su cansado cuerpo hacía el último lugar en el
que la había visto, allí solo estaba su pañuelo, aquel que a modo de despedida
su amigo Pepo le regaló. Vio los duendes de resina encima del árbol viejo,
pensó que alguien se entretenía en complacer a los pequeños, y eso le llevó a
su querido amigo y sus fantasías, evocándole tiempos de antaño.
Nuria llegó a un pequeño claro, allí el duende desapareció, se esfumó sin más, dejando a la pequeña llena de dudas y perdida. Caminó insegura en dirección a ningún sitio, topó sin querer con la rama caída de una primitiva haya, trastabilló y al levantar la mirada los distinguió, azules como el cielo acurrucados en su nido. Sus ojos se abrieron desmesuradamente, ¡Unos huevos azules! Su abuela tenía razón, aquel era un bosque mágico lleno de sorpresas, recordó que también le había dicho que aquellos huevos eran de chocolate. Por inercia, el pensamiento le llevó a estirar el brazo y cuando las yemas de sus dedos rozaron uno de los huevos, otra aparición le hizo contener el aliento. De una de las ramas del árbol pendían desafiantes dos pares de botas, unas parecían muy viejas ya que su piel florecía cubierta de musgo, las otras colgaban un poco más altas, y no se advertía en ellas tanta capa vegetal. Nuria dio un respingo, una extraña sensación le recorrió el cuerpo al tocar las botas más envejecidas, la mariquita que hacía rato descansaba en su gorro, en corto vuelo se acomodó en una de las botas, aquellas que parecían las guardianas del bosque mágico. A la mariquita le acompañó una raitana, que con mirada dulce inició su canto. La niña no daba crédito a lo que veía, parecía que los dos animales se comunicaban, y ella de una manera enigmática los entendía. Unas voces lejanas acompañadas de risas llegaron a sus oídos, se puso de puntillas e intento averiguar de donde provenían. Y entonces las vio, a la sombra de un árbol y sentadas en sendas sillas, dos mujeres tejían envueltas de un halo blanco. Una era muy anciana, la otra joven. Nuria, se acercó sigilosa, temerosa de romper el hechizo, la joven, con un dedo le indicó la silla de madera que completaba el círculo y que en ese instante estaban ocupada por unas agujas de tejer. Tímidamente Nuria sujetó las agujas con sus manos y se acomodó, sin saber muy bien que hacer.
Lugar donde las hadas tejen |
- Hola Nuria.- Saludó la joven.- Has tardado mucho,
seguro que el bosque mágico ha sido el culpable.- Indicó la joven.-
- No la digas eso Sonia, ha llegado en el momento justo,
cuando más la necesitábamos. ¿Verdad?- Respondió la anciana.-
Nuria asintió con la cabeza avergonzada, no tenía ni idea
de que le hablaban aquellas hermosas mujeres vestidas de blanco, sabían su
nombre, sin ella decirlo, empezaba a pensar que estaba soñando, y que en cualquier
momento se despertaría, porqué aquellas dos mujeres le parecieron hadas.
Sonia, la más
joven le tendió una madeja de lana verde, verde como el musgo que cubría todo
el bosque.
- Empieza a tejer con este color, te gustará seguro.- Le
dijo.-
- Y para que tengo que tejer.- Preguntó la pequeña
intrigada.-
Las dos mujeres se miraron y rieron al unísono. Nuria
contagiada por ellas esbozó una gran sonrisa.
- Yo te lo voy a explicar- comenzó la anciana.- Mi nieta
y yo hace tiempo que vivimos en el bosque, de hecho ella tuvo la idea, ya que
llegó antes, yo me he limitado a seguirla.- Finalizó mirando a Sonia, para que
continuará.-
- Tú solo tienes que tejer.- Señalo Sonia.-
- Si no sé, nunca lo he hecho.- Aclaró Nuria cabizbaja.-
- Eso no es cierto, pruébalo y veras como te sorprendes a
ti misma.-
Nuria levantó los hombros en señal de incredulidad, no
entendía nada, pero sabía que debía obedecer. Y de esa manera comenzó a tejer
su lana verde, sin apenas darse cuenta tejió un gran trozo en pocos minutos.
Ella misma se sorprendió de semejante hazaña. Alzó a modo de triunfo el fruto de
su trabajo, dejando escapar una risa alegre que se esparció por el bosque
mágico… Rosa, la escuchó, a pesar de los intensos latidos de su corazón, que le
impedía escuchar otra cosa. Hacía dos horas que había perdido a su nieta y la
desesperación comenzada a hacer mella, de hecho pensaba llamar a su hijo y a la
policía en el instante que la risa de Nuria le regaló los oídos. Corrió en
aquella dirección dispuesta a reñirla por su actitud, allí estaba, sentada en
el claro de un bosque, parecía estar tejiendo, pero en sus manos no había nada.
La escucho hablar, pero estaba sola, decidió vigilar y entender que estaba
ocurriendo.
- Esto es muy divertido, no sabía que podía tejer.- Dijo
la pequeña divertida.-
- Eso me lo debes a mí…- Contestó Sonia.-
-AH, YA SÉ.- Gritó Nuria.- Eres mi ángel de la guarda.-
Las dos mujeres se miraron y volvieron a reír.-
-Algo parecido.- Contestó la anciana.-
Nuria la miró intrigada.
- Hace unos años,- comenzó relatando Sonia.- Yo era una
joven llena de vida y esperanzas, alegre y con un futuro prometedor, como el
tuyo. Mis padres, mi abuela, mi hermano, toda la familia me adoraban, lo tenía
todo hasta que un día la enfermedad llamó a mi puerta, de la misma manera que
te ha pasado a ti. Luché contra ella, igual que tú lo estas haciendo.- Rosa al
ver la expresión de su nieta contuvo el aliento, sus pequeños ojos permanecían
mirando al vacío, su cuerpo quieto parecía escuchar con atención.- Pero por más
que lo intenté, te lo aseguró, ella consiguió vencerme, trayendo a mi hogar la
tristeza más grande del mundo…
Nuria secó las lágrimas que corrían por sus mejillas,
tragó saliva y habló.
- Eso es lo que me va a ocurrir a mí, verdad, por eso
estoy aquí. Ya he muerto y estoy en el cielo.- Dijo la pequeña con trémula
voz.-
Rosa al escuchar aquello empezó a temblar, ¿con quién
hablaba su nieta, se estaba volviendo loca, que estaba ocurriendo?.
- No cariño, no tengas miedo, escucha a mi nieta…- La
anciana habló con seguridad y ternura.-
- ¿Sabes por qué tejemos?- Preguntó Sonia, la niña movió
en sentido de negación su cabeza.-
- ¡Tejemos vidas!, cada día nos sentamos aquí y elegimos
a alguien a quien ayudar, tejiendo y tejiendo le creamos un futuro de
esperanza, le curamos la enfermad que padece y le devolvemos la alegría.-
Sonia, acariciaba el pálido rostro de la niña.- ¿Lo entiendes cielo?
- Creo que si, por eso yo estoy tejiendo ahora, para
tejer una nueva vida.- Susurró Nuria.-
- ¡Exacto!, el color verde, es el color de la esperanza.
A ti no te conocíamos, has sido tú la que nos han encontrado, la mariquita, la
raitana, la bota cubierta de musgo, todo ellos son mis símbolos, lo que era y
lo que soy, ellos son yo y yo soy la reina de este bosque.
Rosa no pudo contenerse más y se acercó a su nieta.
-Nuria cariño, que haces hablando sola.- Preguntó cauta.-
- Abuela, no digas tonterías, estoy con estos ángeles, ellas
me van ayudar. Mira,- Dijo exaltada- Mira lo que he tejido, es mi nueva vida,
pronto me curaré y podré volver a casa, al cole, ver a mis amigos…
Los ojos de Rosa se empañaron de emoción, su pobre nieta
estaba perdiendo el juicio. Ella sabía que eso no ocurriría, estaba
desahuciada, fue el veredicto final, el que le había llevado a tomar la
decisión ese día.
Los árboles comenzaron a balancearse con furia, el canto
de los petirrojos se volvió más bravío, las hojas caídas levantaron el vuelo,
una espesa bruma se elevó. Rosa, tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para
mantenerse erguida, mientras su nieta tejía sin descanso ajena a los cambios de
la naturaleza.
Le pareció escuchar algo, la sutil voz de una mujer que
pronunciaba su nombre.
- Rosa, escucha a tu nieta, ella dice la verdad. Tú, eres
su abuela, como yo los soy de la reina de este bosque, por eso la acompañó en
la eternidad. Ayúdala a volar…
Rosa percibió el tacto ligero en su piel, un halo de luz resplandeciente
le nubló la visión…
La niebla se disipo, a la par que el viento frenó, y el
bosque mágico volvió en todo en su esplendor. Rosa, aterrada corrió hacía su
nieta. Y allí estaba ella tejiendo una bufanda de color verde, entrelazada con
colores llamativos y llenos de alegría. Nuria levantó la mirada y se quitó el
gorro, Rosa emitió un grito, el cabello rizado de su nieta coronaba su rostro,
su tez pálida había recuperado el color…
La pequeña se enroscó la bufanda a su cuello y decidida
agarró la mano de su abuela.
-
Abuela, es hora de volver a
casa…
Rosa, apretó su mano con fuerza, y caminando despacio emprendieron
el camino de salida. Al final del bosque, donde había dado comienzo la
aventura. Nuria se volvió y con una gran sonrisa se despidió de sus amigas que
envueltas en un halo de luz la despedían con un guiño…Mientras el canto de los
petirrojos llenaban el bosque de música..
Esa tarde en el hospital se armó un gran revuelo, lo de
Nuria era inexplicable, sus padres lloraban de alegría, los médicos intentaban
dar alguna respuesta científica al fenómeno. Mientras, la pequeña Nuria,
relataba su aventura al resto de sus amigos, y Rosa hablaba con varios abuelos
y les indicaba donde se hallaba el “Bosque mágico”, el bosque donde todo puede
suceder, hasta ella había visto fantasmas… Los otros abuelos pensaron que la
excelente noticia de su nieta, le había hecho perder el juicio, solo uno de
ellos creyó en sus palabras y al amanecer del día siguiente cogió a su nieto
Pepo y lo llevó al bosque mágico, donde los huevos son de colores y rellenos de
chocolate, donde los cocodrilos se confunden con elefante, donde los duende
conviven con los humanos, allí, donde dos ángeles tejen para salvar vidas…
jueves, 16 de mayo de 2013
1º PREMIO JOSEP FERRER I DOMINGO EN NARRATIVA EN CASTELLANO
Recibiendo el premio |
VARADOS EN LA VIDA
El aire era húmedo y salado, las
olas mojaban sus pies descalzos, mientras la brisa revoloteaba sus cabellos.
Alicia, embargada de una sensación extraña parecía flotar sobre la fina arena
de la playa… Pablo, absorto en sus pensamientos y embriagado del perfume que
emanaba la mujer, era incapaz de articular palabra…
Solo hacía tres días que se habían
encontrado a la salida del hotel, habían chocado, un tropiezo fortuito, sin más
incidentes que unas miradas cruzadas, alientos retenidos, y dos corazones
palpitantes…
Eso pensaban los dos, mientras sus
manos permanecían encadenadas, sus pies caminaban al unísono y sus labios
deseaban algo más que ese sabor salado que deja el mar.
Un leve suspiro de Alicia, sacó a
los dos de la ensoñación en la que se hallaban. Sus miradas se encontraron, sus
manos se aferraron con fuerza, a la vez, que sus pupilas fulguraban con
intensidad. El mismo ardor que comenzó a correr con extrema urgencia por sus
cuerpos, hasta el punto de hacerlos estremecer…
Pablo decidió dar el paso, con su
mano acarició el rostro de Alicia, perfiló sus rasgos hasta llegar a sus
labios, allí, se detuvo unos instantes, acariciando con la mirada esa boca que
tanto deseaba. Ella, se dejó hacer, mientras, las olas como un tierno amante agasajaban
sus tobillos…
Él, acercó su rostro, ella hizo lo
mismo, él posó la mano en su nuca para atraerla, ella puso el resto. El primer
roce electrificó su piel, la de ambos, el segundo, todo el cuerpo… Dando rienda
a la pasión contenida anudaron sus labios con exaltación, ajenos a las miradas
de los extraños que paseaban por el mismo lugar…
Tras uno otro, no pudieron
determinar el tiempo que permanecieron perdidos en el laberinto de su gozo.
Alicia dio por terminado el beso con un respingo, Pablo azorado por el impulso
bajó la mirada…
Ella percibió su miedo, su angustia,
con dulzura se sentó en la fina arena mojada, instando a Pablo a hacer lo
mismo.
De nuevo allí, sentados,
acariciándose, perdidas sus miradas en el horizonte lejano disipado entre la
bruma del mar y del cielo.
Juntos otra vez, después de años de
ausencia, de un largo silencio, sus vidas se cruzan de nuevo…
Alicia observa el rostro de Pablo,
las sienes plateadas que le acompañan, mira sus manos arrugadas, artríticas…
Pablo percibe la mirada intensa de la mujer, avergonzado baja la cabeza...
- Te acuerdas de nuestro primer
paseo por esta misma playa.- Susurra Alicia, rompiendo el silencio emplazado.-
Pablo la mira de frente, en sus
ojos se ve reflejado, pero también ve que los años no han concedido tregua a Alicia, al igual que a él la vida ha pasado
factura. Animado responde.
- Como lo iba a olvidar, fue el día
más hermoso de mi vida. Aquí, en este mismo lugar nos dimos nuestro primer
beso.- Sus ojos se empañaron al recordarlo.-
Las lágrimas rodaron por las
mejillas de Alicia, los recuerdos de antaño llegaron sin previo aviso. Con
ellos tomó una decisión, y allí estaba, en la misma playa, en el mismo hotel,
en el mismo lugar, con el mismo hombre, que cincuenta años atrás…
Se levantó y sacudió la arena de su
falda, cogió la mano de Pablo, besó sus dedos, apoyó su cabeza en el pecho del
hombre, y cerró los ojos pensando que la vida le había regalado un sueño…
La gente les miraba atónitos, dos
ancianos se abrazaban y besaban recitando viejos versos de amor. Uno de aquellos extraños, supo captar el
mensaje y plasmó en un lienzo de fondo azul a la pareja varada en la playa…
Gracia Pérez
Feliz después de los saludos |
Henchida de orgullo |
Con mi amiga Maribel Cardona. Las dos juntas recibimos nuestro premio |
SOL SOLET
2º premio de poesía en catalán
Si fos sempre primavera
el cel llis vestit de blau,
si les flors fossin flors sempre
els camins de sòl suau.
Si la pau omplís la terra
i l’amor omplís els cors,
si l’esforç fos joc i eina
per bastir un món millor.
Si fos sempre primavera
joc de llums i cants d’ocells,
potser l’ànima tan meva
portaria els seus fardells
de la vida amb més coratge,
sense plors, laments, ni planys,
i viuria de bon aire
els seus dies, els seus anys.
Sol solet vine’n a veure,
en cantavan des d’infant,
ara, gran, infant per sempre
cantaré el mateix cant.
Sol solet vine'n a veure,
sol del cel, regal de DÉU,
llum i fe, sol del meu creure
sol diví del meu adéu
MARIBEL CARDONA
lunes, 6 de mayo de 2013
Reseña de Chus Sánchez
Acabo de llegar al punto y final de Suspendidos en el tiempo, una novela de Gracia Pérez Cortés.
El destino tiene desenlaces curiosos e inesperados y eso es lo que les sucede a los protagonistas de esta historia. Las decisiones del pasado no pueden enterrarse en un baúl y regresarán al presente para descubrirnos quiénes somos en realidad. Es algo más que una cuestión de identidad, es el viaje de la propia vida y la experiencia acumulada.
Este es el segundo título de la autora, quien rastrea en la historia reciente de España para relatarnos una trama repleta de secretos y sentimientos encontrados. La autora arriesga en esta novela relatando dos mundos paralelos que se acaban fundiendo a lo largo de las páginas con agilidad.
Ha sido un lujo poder disfrutar de la novela. Habrá que esperar un poco más para saber que sorpresa nos depara el próximo libro de esta escritora.
lunes, 29 de abril de 2013
Sant Jordi 2013
jueves, 18 de abril de 2013
viernes, 25 de enero de 2013
Foto original de la portada de Suspendidos en el tiempo | . |
Este relato es un homenaje a Juanjo, autor de la fotografía, por cuya generosidad mi novela tiene una portada cautivadora. El relato está inspirado en una de sus aventuras infantiles.
Gracias Juanjo por tu generosidad y por compartir conmigo tus recuerdos
El niño que creyó
ver el mar
Juanjo, vivía en un pequeño pueblo
minero rodeado de hermosas montañas y bañado por el río Esla. Su infancia
transcurrió en Sabero, en medio del ruido de las sirenas y el humo de las
minas.
Corría la primavera de 1950, Juanjo como
cada tarde había salido a jugar con sus amigos, el monte Castro, un lugar
privilegiado era su parque infantil. Esa tarde uno de los chicos más grandes
decidió unirse a ellos. El grupo se mostró encantando por la atención del
muchacho mayor. En un momento entre juego y juego, les hizo una pregunta.
- ¿Alguno de vosotros ha visto el mar?
Los niños sorprendidos contestaron al
unísono un “No” rotundo.
- El mar está muy lejos, y mis padres no
pueden llevarnos.-Contestó Juanjo decidido.-
El chico mayor respondió con una gran
carcajada, y una frase que dejo al resto perplejos.
-Que tontería, yo os enseñaré el mar. Si
subimos a la peña podréis ver la inmensidad del mismo.-
Todos se mostraron entusiasmados con la
expectativa y estuvieron de acuerdo en seguirle para poder cumplir uno de sus
sueños. De todos ellos Juanjo era el más vehemente, ya que su imaginación no
tenía límites. Meses atrás había intentando atrapar el sol, y para ello empleo
todo su coraje y empeño.
Lo que el chico mayor no les había
dicho, era que la peña a la que tenían que subir era la más alejada. Por lo
tanto los chiquillos llegaron exhaustos al lugar, a pesar del cansancio Juanjo
fue el primero en coronar la peña y ante su sorpresa allí estaba…
En la inmensidad del infinito la tierra
se difuminaba con el cielo, perdiendo en el horizonte la definición de las
mismas. El corazón de Juanjo comenzó a latir con premura, su tan anhelado sueño
se había cumplido. Vislumbró el intenso azul del mar, con un número indefino de
barcos expulsando humo. Aquello le dejo anonadado, no podía dejar de mirar la
imagen, su mente fotografió la estampa para retenerla y que perdurará en su
memoria.
Llegó a su casa entusiasmado, su madre
le esperaba enfadada, tenían que acudir al oficio de tinieblas, era semana
santa. Mientras se comía la rebanada de pan con nata y azúcar, relató a su
madre la experiencia vivida en la peña. Ella le miró con los ojos muy abiertos,
otra más, pensó la mujer.
- Déjate de tonterías hijo, cómo vas a
ver el mar si a estás en medio de las montañas Leonesas. Anda come, que
llegamos tarde a las tinieblas.- Así dio por terminada la madre su gran
odisea.-
Mientras el cura entonaba aquellos
lúgubres cánticos, y la iglesia se envolvía en la oscuridad, Juanjo pensó que
le daba lo mismo, él, había visto el mar y los barcos, lo demás no le importaba…
Años más tarde, cuando la edad y la
madurez llegaron a su vida, supo que en realidad lo que había visto era el
horizonte perdido, y que aquellos barcos no eran más que el humo de las
chimeneas de los pueblos vecinos.
Aún así, el se negó a olvidar a aquella
ilusión…
Con cariño para ti, Juanjo, el niño que
siempre soñó
Gracia
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